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sábado, 16 de julio de 2011

El canal donde te estrellas

Para la más poderosa televisora del mundo de habla hispana, el 2010 fue un año de claroscuros.


Por un lado, terminó de consumar su sociedad con Univisión, la pantalla hispana más influyente de Estados Unidos.

Con Telefónica y Megacable se adjudicó la fibra óptica de la CFE, con lo que podrían convertirse en el puntero del estratégico cuádruple play.

Y para cerrar el círculo, las campañas políticas de 2010 y la explotación del ego de gobernadores con aspiraciones presidenciales convirtieron las arcas públicas de estados clave en sus tesorerías bicentenarias. El 2011 y el 2012 serán todavía mejores.

Pero éste fue, sin duda, el año en que la corporación televisiva enfrentó litigios públicos que la obligaron a mostrar ese músculo de poder que la confrontó con otros poderosos de la industria.

Con el Grupo Reforma, insistente cuestionador de las prácticas de dominancia de la televisora, abrió expediente al censurar el contenido sexual explícito de los anuncios clasificados de sexoservidoras. Una semana en pantalla.

Con el semanario Proceso, permanente censor de Televisa y sus excesos, abrió un nuevo frente al exhibir presuntos videos de uno de los grandes del narco denunciando que habría comprado el silencio de esa revista a través de uno de sus reporteros.

El 2010 fue también el año del sonado caso del Bar Bar, en el que la agresión a un futbolista del Club América tejió una telenovela de poder, sexo y drogas que todavía no tiene desenlace.

Si a ello se suma la silenciosa confrontación con Carlos Slim y sus intereses en las telecomunicaciones, podemos decir que el 2010 fue para Televisa el año de defenderse en el ring. La pelea apenas está en los primeros rounds.

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